Durante los años de mi corresponsalía en Londres trabajé en un espacio coworking con periodistas freelance británicos. Mis primeros artículos en inglés en medios de Reino Unido como Wired UK fueron fruto de la colaboración con mis compañeros de aquella caótica y divertida oficina regada de papeles, libros y tazas de té de ayer la que llamábamos ‘Studio 20’.